Como el miedo. Cuando se enfrentó a él y lo venció, tuvo la certeza de que jamás volvería a sentir ese terror paralizante que le impedía conciliar el sueño de pequeña. Ahora le toca enfrentarse a otros temores para poder anularlos. Vuelve otra vez a su caja de cartón, y allí regresa a su mundo, y todo está bien. Respira hondo y, ya serena, sale a la calle a jugar con los demás, a los juegos de los demás.
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