martes, 7 de septiembre de 2010

A veces quiere volverse pequeño, como un gorrión; o más pequeño aún: como una mota de polvo. A veces no sabe dónde esconderse para que no le vean, no le hablen, no le pregunten. Creo que lo que le ocurre es que le gustaría desaparecer por unas horas del mundo, no existir.
En esos momentos nadie puede consolarle; aún no sé si porque no hay de qué consolarle o porque no hay consuelo para su dolor. Y esto le puede ocurrir en cualquier momento, sin previo aviso.

Mientras lloraba-
pasaba por la calle
la cabalgata.

2 comentarios:

LEDESKA dijo...

sencillo y bello haiku me ha gustado..

Ledeska

Llanos Guillén dijo...

Gracias, Ledeska! Un abrazo!