Corro, vuelo,
entre los pinos,
entre la gente gris, sobre el asfalto.
Corro.
Yo voy más rápido que el viento,
con los ojos, los brazos, la esperanza
abiertos. Corro.
Como si no fuera a llegar
mañana.
Y me duelen los pies, y me fatigo,
me falta el aire,
respiro a bocanadas
y me rompo en colores y canciones
y ya soy yo.
2 comentarios:
Ni la fatiga ni el dolor pueden detenernos cuando tenemos la esperanza abierta de par en par. Qué maravilla.
;-) Voy a tener que mirar los comentarios más a menudo... o me paso o no llego! Un abrazo, esperanzado, abierto, atento!
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