Yo creía que olían a sus manos
los libros polvorientos en las estanterías,
lo imaginaba
tras el biombo ya descolorido
que conocí de niña,
el sillón y la mesa llena con sus papeles,
escuchando a la gente que pasaba
escondido,
refugiado,
dejándose llevar por la nostalgia.
Tras él, con la mirada melancólica,
su retrato.
4 comentarios:
Precioso Llanos! Tanto como sus poemas. Un abrazo preciosa
Coincido con Ángel en todo lo dicho. Precioso.
Un abrazo.
Gracias, Ángel. Cómo me gusta que te guste, y a tí también, Antonio.
Cuando escribo algo sobre mi abuelo lo hago con un gran respeto y con la misma cantidad de cariño. Ojalá lo hubiera conocido, pero me dejó lo que escribió... y eso es mucho.
Un abrazo a cada uno ;-)Os avisaré cuando publiquen su libro.
This is gorgeous!
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