Hubo un tiempo en el que los domingos por la tarde eran la plaza de Santo Domingo y una bolsa de pipas del quiosco. Sentados en un muro que ya no existe, bajo el ficus centenario, dejábamos pasar las lentas horas que nos llevaban irremediablemente a un lunes de instituto y algarabía. Aquel primer amor terminó pronto, sin que nadie quisiera. Por aquellos primeros besos y aquellas eternas dudas.
1 comentario:
Que bonito. Cuantos recuerdos de adolescencia y juventud...y aute y sivio siempre me han acompañado. Bs
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