domingo, 6 de junio de 2010

Y, lo cierto, es que había sido feliz. Aunque sólo ella lo sabía.

2 comentarios:

Angel Javier dijo...

La felicidad es la conciencia de la felicidad. Me gusta como lo dice Virgilio: "¡Qué felices serían los pastores, si supieran que son felices!". Vivimos en el mejor de los mundos, tenemos casi el deber de ser felices para consolidar la felicidad aquí.
precioso el haiku, Llanos, un abrazo grande

Llanos Guillén dijo...

Ayer iluminaba tu sonrisa más que el semáforo, igual que tus palabras iluminan mi blog. Gracias, Ángel. ;)