lunes, 20 de septiembre de 2010

Llueve.
No me duele perder si en la derrota
me queda una sonrisa que anotarme,
aunque quede una lágrima
endulzada por esta lluvia mansa
que disuelve la sal de mis heridas
con un suave murmullo.
He dado un paso más,
he acallado la voz  que me atormenta.
Hoy puedo respirar, respirar hondo
el olor de la tierra.
-La esperanza-

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