Si miro hacia la calle
sigo viendo las nubes movidas por el viento,
las copas de los árboles,
las aceras vacías.
Me falta luz por dentro:
ni palabras ni abrazos
hoy
veinticinco de abril de dos mil doce.
Respiro despacito,
me acurruco en silencio.
Y suena una canción tras los cristales.
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